El COT
(campo de oración y trabajo) fue una experiencia de voluntariado en la que
pudimos ayudar, en diferentes grupos, a ancianos, jóvenes y niños con entorno
desfavorecido y personas con distintos trastornos y discapacidades.
En el
Cottolengo, grupo en el que tratábamos con ancianos, fue muy intenso y profundo
tratar con sus historias, sus problemas y dificultades, sus alegrías y, también
sus preocupaciones.
![](https://2.bp.blogspot.com/-1f2AGEUZCuc/W6uXq1x6Y1I/AAAAAAAABLg/8_4Gyc4UYr0iAXatrjgZ1JxqO39sVSUxACEwYBhgL/s200/WhatsApp%2BImage%2B2018-07-25%2Bat%2B19.14.59.jpeg)
![](https://4.bp.blogspot.com/-GnS-Gl22ZW0/W6uXqno_E6I/AAAAAAAABLE/ywDLr_SZ4IA5N_ewcw-FF2_YUImrhd_GwCEwYBhgL/s200/WhatsApp%2BImage%2B2018-07-25%2Bat%2B18.35.01.jpeg)
Pero la
experiencia del COT no solo se trataba de esto, además del voluntariado de la
mañana, por las tardes realizábamos diferentes dinámicas en las que, a través
de distintas actividades, organizábamos nuestras sensaciones y experiencias de
la mañana, y, al final del día, concluíamos con la oración de “buenas noches”
para recoger y ordenar todo lo vivido.
Finalmente,
esta experiencia de entrega nos ha ayudado a ver las cosas de otra manera y
valorar nuestro entorno, nuestras capacidades físicas y nuestras posibilidades,
entre otras cosas, además de descubrir a Dios que acompaña y sostiene a todo
ser humano, especialmente, con los/as más débiles.
Os
dejamos un pequeño vídeo para compartir con vosotros/as sabiendo que lo
vivido y gozado no puede recogerse en tan poco espacio.
Gracias a cada uno/a por hacer de este verano algo inolvidable porque nuestra historia se hace de encuentros.